jueves, 9 de septiembre de 2010



EL ENCANTO.

Posteriormente de haber concluido El Proyecto de Registro de Arte Rupestre 1997, darle seguimiento a la investigación de la temática en cuestión se hizo muy difícil, dado el caso que en ese momento el arte rupestre no tenía la connotación que ha alcanzado hoy día. A ello se debe agregarse que el Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, no tiene la atribución de realizar proyectos de investigación.

No obstante teniendo el conocimiento de la existencia de un excepcional sitio localizado en el Municipio de Nentón, Huehuetenango, sitio del que se tenía el conocimiento de la existencia de una galería de arte rupestre espectacular, se forzó la “justificada” visita al mismo, so pretexto de la “proximidad” del sitio que en su momento se debía de supervisar de oficio. La considerable distancia no justificaba de ninguna manera la visita al sitio; pero era la única forma de poder documentar el mismo, a riesgo de que un inescrupuloso grupo de investigación de arte rupestre se arrogara del derecho de descubrimiento y por ende de investigación.

El sitio El Encanto lo constituye un abrigo rocoso de aproximadamente nueve metros de ancho por cinco de alto y cuatro de profundidad, presentando un número no determinado de pictogramas, lo que obedece a que muchos de los mismos se encuentran sobre puestos dificultando su cuantificación y más que todo por la premura con que se tuvo al trabajar el sitio.

(Se presenta una fotografía de asistente y piloto a para visibilizar a escala humana)

El abrigo rocoso aparentemente se formó al colapsar una sima o sumidero de los muchos que existen en el área. El mismo abrigo ha contribuido a la conservación de las pinturas, aún cuando las que se encuentran fuera de él están en muy buen estado de conservación, a excepción de las pocas pinturas que han sido dañadas por acción del hombre, dejando expuesto el soporte kárstico.

El sitio El Encanto presenta en la parte superior del abrigo rocoso una franja que se presume que fue aplanada previamente a la elaboración de las doce pinturas que sobre el mismo se encuentran. Las que se describen inicialmente (de izquierda a derecha) dos posibles zoomorfos se seguidos por un círculo rojo (carta de colores Munsell: R No. 10, 4/6) con un punto “azul-verde maya” (carta de colores Munsell: Benjamín 2039-50) al centro, seguido por una serie de cuatro líneas verticales. Referente a la representación de líneas verticales, se dice que son indicativo de la existencia de más pinturas a los costados de las mismas y que la representación de líneas horizontales es indicativo de la existencia de más pinturas es abajo de las mismas líneas (comunicación personal: Brent Woodfield 2003), caso que se verifica en el presente sitio. En cuanto otros investigadores interpretan estas líneas sean verticales u horizontales como cuentas calendáricas. Luego se encuentra la forma de una mariposa con las alas extendidas, en medio de lo por que se podría definir como líneas verticales en forma de letras m (mm) continuas, seguido por un círculos de color rojo y “azul-verde maya” al centro, con una protuberancia hacia arriba. Este último grafismo referido anteriormente se encuentra representado en La Casa de Las Golondrinas (dibujo adjunto), contexto dentro del cual se encuentra una mariposa, y el círculo con la protuberancia y pequeña diferencia que la protuberancia aludida se encuentra hacia abajo, acompañado de huellas dactilares y otras figuras abstractas. (E. Robinson 1994 Fig. 5. 1997 Fig. 4. En esté Blog Mayo 2010). Por lo anteriormente expuesto se considera que estos grafismos, como otros que se describirán más adelante no son pinturas hechas al asar, son símbolos convencionales que en su momento fueron indicativos de determinados y concretos mensajes. La serie de pictogramas continua con dos círculos más y finalmente las pinturas concluyen con lo que se puede describir como una letra U invertida y con una trazo vertical al medio, el cual se considera que representa los órganos sexuales femeninos y que los círculos que lo anteceden son representación lunares relativos al ciclo menstrual de la mujer. Si bien la interpretación podría parecer muy aventurada se considera probable, dadas otras representaciones que se cree que tienen el mismo sentido dada la fuerte insinuación en lo relativo a la supervivencia de aquellos primeros pobladores de Guatemala.

Consiente de lo delicado que tal apreciación podría parecer, existen teóricos que con antelación han postulado que una de las connotaciones más relevantes de la pintura rupestre es su fuerte invocación por la continuidad de la vida, que puede ser propiciada tanto por la mujer en sí, como por la misma naturaleza de ahí su fuerte en indefectible asociación a los mantos de agua, elemento vital de la vida.

Lo anteriormente expuesto se piensa en base a las múltiples manifestaciones de pinturas rupestres en que se presenta una invocación a la fertilidad, para Guatemala se podrían mencionar: El sitio Los Fierros en el que se observa a un individuo con el pene erecto y sobre dimensionado (G. Rex Walters 1982). El sitio La Cueva del Venado (Ericastilla Godoy 2003) en la cual se aprecia una gama con la representación de un cervato en el vientre y la vulva sobre dimensionada (Blog de mayo 2010), de igual forma en sitio El Encanto se encuentra una figura zoomorfa con la vulva sobre también sobredimensionada y el rabo en posición horizontal. El sitio Naj Tunich posiblemente uno de los sitios donde más se evidencia el culto a la fertilidad, se aprecia una pareja abrazada y completamente desnuda (Ericastilla Godoy 2003 P. 121) así como otros dos pictogramas representa dos individuos en afanosa masturbación. El sitio Peñasco Alonzo de forma similar a las representaciones del Sitio El Encanto ilustra una figura oval de color rojo con un orificio al centro representado justo a la par de un rostro femenino, en el mismo sitio fue representado un pene acompañado de otras figuras que no se han podido identificar

Es de hacer notar que a pocos metros del sitio durante la época lluviosa se forma una laguneta; indefectible complemento de todo pictograma. En la misma proliferen los embriones de batracios (renacuajos), mismos que se encuentran representados en el referido abrigo rocoso, así como en pinturas de la lejana Polinesia. Se considera que la metamorfosis observada de estos renacuajos a batracio adulto, ha de haber sido considerada de inexplicable naturaleza para aquellos prístinos grupos sociales, especialmente cuando se sabe que el Bufo marino segrega la potente bufotina, elemento que no ha de haber sido desconocido para ellos. En la misma fotografía, al centro se observa un pictograma de forma ovoide con una línea vertical al centro que se considera es una alusión al órgano sexual femenino, de las cuales se encuentran en repetidas ocasiones y en cierto contexto que no sea ha podido interpretar.

El color predominante de las pinturas en el sitio es el rojo, negro y en menor gado el “verde-azul maya” denominado así en Guatemala, del cual se puede mencionar que en el sitio en cuestión se encuentra una representación de un cuadro en enmarcado en color rojo, y reticulado en el referido color “azul-verde maya”, no estando de más el hacer alusión, que en los trajes típicos del Departamento de Sololá y en el Municipio Nahualá, entre otros pueblos del altiplano, se puede observar en un mandil o faldón (localmente denominado ponchito) que usan los hombres de estas localidades a manera de falda, con la diferencia de que en lugar de ser de color azul-verde maya sobre blanco, estos son blanco sobre algodón café.

Dentro del abrigo rocoso El Encanto se encuentran indeterminada cantidad de pinturas de muy difícil descripción, así como otras que se enmarcan dentro del conocimiento de pintura rupestre universal tales como: hullas digitales, impresiones de manos en positivo, círculos concéntricos, círculos con múltiples círculos internos, pequeños círculos que aparentan tener alguna connotación calendárica o bien cuentas numéricas, círculos con radiaciones internas dirigidas a un círculo central, espirales, muchas líneas verticales, zoomorfos, un antropomorfo que se considera la representación de un feto. De igual forma se puede mencionar la representación de una escena de cacería donde se observa a un individuo cazando, mientras que a sus pies yace otra presa que aparenta haber sido cazada. El caso es muy especial, no se conoce otro pictograma similar por lo que se asume que el sitio así como la pictografía en sí son muy tempranos.

Algunos grafismos fitomorfos representados tal cual si nacieran directamente de la tierra, parece una invocación propiciatoria a la propia tierra, de la cual se esperaría una abundante recolección o, en su defecto, una abundante cosecha, así como una fructuosa faena de cacería. Se hacen estas dos propuestas alternas dado el caso que el sitio presenta una acción de cacería. La representación es una escena muy especial por lo que se puede colegir que fue elaborada en el momento de los cazadores recolectores, así como pudo haber sucedido en un estado de incipiente sedentarización, durante el cual como siempre se practicó la cacería. Es de hacer notar que en ese Departamento se han reportado varios sitio paleontológicos de los cuales uno de ellos presenta presencia humana (Ericastilla Godoy 1996), habiéndose podido fechar para el momento de la cultura Clovis, dado el caso que un ejemplar de dicha punta de proyectil fue recuperada del sitio paleontológico Chivacabé.