martes, 27 de marzo de 2012


INTRODUCCIÓN
Después de haber tenido el privilegio de ser parte de la administración del patrimonio cultural de Guatemala, se tiene la ineludible obligación de difundir los aspectos más relevantes que se vivieron durante muchos años laborados en el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala. Por tal razón se ha considerado en este momento hacer del conocimiento de la comunidad arqueológica la presentación de la pintura rupestre de Guatemala. Aspecto relacionado, en más de algún momento con los primeros pobladores de Guatemala, siendo este para, Ericastilla Godoy, la razón coyuntural del tema que hoy nos ocupa.
El utilizar las fotografías y dibujos de una misma pintura responde a que en muchos casos, ya sea por condiciones ambientales, de ubicación, de iluminación o bien por erosión de la misma pintura, u otros factores incidentes, existen rasgos del pictograma que la cámara no capta de una manera muy precisa. Es por ello que se recurrió a la proyección de la imagen sobre un papel y trazando los rasgos obtenidos, complementándolos con los dibujos obtenido in situ. Al respecto se da el reconocimiento de los dibujos de Hugo Caballeros (Robinson 2000) de La Casa de Las Golondrinas, de quien se utilizaran sus dibujos como complemento de los que de hecho ya se tenían y que posteriormente fueron digitalizados como hoy se presentan.
Sergio A. Ericastilla Godo

ARTE RUPESTRE.
El Arte Rupestre, ha sido una forma de expresión del hombre desde tiempos inmemoriales, que se pierde en los albores de los grupos más tempranos del Periodo Paleolítico Superior de Europa, aproximadamente: 35,000 años a.C. Este fechamiento se podría decir que rivaliza, relativamente, con algunas manifestaciones pictográficas de Suramérica. Lamentablemente en Guatemala aún no se tienen fechamientos absolutos, pero en determinado momento podrían dar inesperadas sorpresas.
El arte rupestre no se considera que se halla realizado inicialmente con el concepto de arte que se tiene hoy día, es decir, el arte para el deleite del diletante, si no como un medio imperativo e inherente al ser humano de comunicarse con el ser rector de su cosmogonía, como de comunicarse entre sí. Esta práctica es parte de la expresión espiritual de las culturas tempranas, que representaron y hoy día continúan representando sus conceptos mágico-religiosos y actos cotidianos en su indumentaria, así como eventos que en determinado momento han revestido una connotación especial en su vida diaria, por lo que fueron conmemorados y trasmitidos a otras generaciones y a otros grupos coexistentes. Es preciso mencionar que dentro de algunos grupos sociales de Guatemala, aún existen sitios aislados con representaciones rupestres considerados, hoy día, como lugares sagrados de peregrinaje en donde se realizan actos ceremoniales.
Es de hacer notar que las cuevas y abrigos rocosos han sido ambientes propicios para la elaboración de pictogramas. Los mismos coadyuvaron para que las pinturas hayan perdurado hasta nuestros días. Para el hombre prehistórico, estos fueron espacios favorables para guarnecerse de los elementos naturales, ubicados próximos al elemento agua que, como propiciador de vida, se constituye en una constante dual de grafismos encontrados siempre próximos a un manantial, río, o lago, lo que hace pensar en el elemento agua como un componente de las representaciones graficas, sean éstas líticas o pictográficas.

El Proboscidio de Chuacús
       El arte rupestre en Guatemala es tan antiguo como  el momento de los grandes cazadores, lo que se evidencia en una roca al sur del Departamento de Baja Verapáz.  El Proboscidio de Chuacús  como se ha denominado el pictograma que presenta la figura de un proboscidio, así también se evidencia la temprana costumbre de representar por medio de pintura en  roca, lo que para  los primeros pobladores de Guatemala sería una forma de comunicación temprana, o indicativo del paso o existencia de dichas fauna mayor en el área.
        Esta ultima aseveración lo confirma el informe de los Inspectores del  Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales: Jacinto Cifuentes y Américo Noguera (Q.E.P.D.) quienes notifican del rescate de un proboscidio efectuado en la quebrada Chiticoy, Rabinal, Municipio de Baja Verapaz. De igual forma informa Jorge Ibarra informa del descubrimiento de la osamenta fosilífera de un megaterio recuperado en las inmediaciones de Salamá, Baja Verapaz.    
Un grafismo muy interesante se observa sobre los cuartos traseros del proboscidio, el cual presenta el motivo U, símbolo muy temprano de la Horizonte Olmeca. No estando  de más el hacer la reseña que los grafismos en cuestión no comparten la misma temporalidad