martes, 15 de junio de 2010


EL MANATIAL

El petrograbado El Manantial fue reportado por Byron Lemus, Inspector Regional del Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala en 1994.

El petrograbado se localiza en las inmediaciones de la Aldea El Manantial, Departamento de Quetzaltenango. El monumento se encuentra dentro del cause del Río Chiquito. Por su peso y por ser un objeto de culto asociado al elemento agua, se asume que ese ha sido el lugar original donde ha estado siempre. El mismo fue tallado en una roca natural basáltica de forma cónica de 0.95 m. de alto por 1.19 m. de circunferencia en la base. La parte superior se encuentra tallada una concavidad de la que descienden tres acanaladuras de evacuación; de una de ellas se ha de haber hecho descender algún fluido sacramental dirigido a un rostro elaborado por tres oquedades que esquematizan un rostro dentro de un semicírculo, el cual pareciera ser una forma incipiente de la representación del glifo Maya Ahau, el cual corresponde al calendario maya Tzolkín o Cuenta de Los Días, el cual consta de 260 días. Así también se encuentra en el calendario maya Haab de 365 días. Valga hacer la alusión que entre los kaqchikeles, los hombres adoptaban el nombre del día del Tzolkín en el cual habían nacido (Morley 1975).

Las otras dos acanaladuras son conducidas a grecas, círculos, espirales y otros extraños iconos geométricos de difícil descripción que finalmente conducirían al río aquel fluido sagrado. De Igual manera se puede apreciar un motivos similar a la S inclinada, grafismo inicialmente muy propio de la cultura Olmeca. Dadas las características indican que el monumento era utilizado par la celebración de algún rito, así como por la iconografía que presenta, al mismo se le ha dado el calificativo de altar, del cual se elaboro un calco sobre papel de arroz y tita suni. Respecto al fechamiento u origen no se ha podido plantear mas que una posible filiación con la cultura Olmeca, o su derivación o influencia Olmecoide en base a la S inclinada. Stone hace el comentario de de que “Hay varios rasgos que vinculan esta piedra firmemente con la tradición de arte rupestre más que con la tradición local de escultura monumental”.

Dentro de los motivos que se encuentran bordados en los trajes indígenas de hoy día (ver arriba), es muy común el descubrir entre los intrincados motivos la S inclinada, la cual es una representación del viento, la misma S inclinada y acompañada de dos líneas paralelas indican “Viento de Agua” (Piña Chan 1995). Así mismo en el textil que se presenta se puede apreciar que dentro de las dos “eses” se encuentra el motivo U, el cual continuando dentro de la iconografía de la Cultura Olmeca, Piña Chan la interpreta como “Tierra de Cultivo”. El zigzag de color violeta que prácticamente enmarca los motivos referidos simboliza “Agua”. Los rombos son la representación de los órganos sexuales femeninos, en este caso se encuentran flanqueados por dos pavos que es como con antelación se dijera representación de fertilidad y abundancia alimenticia (Ericastilla Godoy 2003).

En cuanto a su función se tiene aceptado que estos petrograbados de antigüedad incierta, responden a lugares de culto, que funcionaron a manera de altares. Una vez que el hierofante crea un espacio ritual de uso continuado, este con el concurso del tiempo se constituye en un sitio sagrado y usualmente en un sitio de peregrinaje conllevando automáticamente la denominación de altar.

El hecho de encontrase directamente en la cuenca del río el cual durante la época de invierno pareciera sumergirse al inframundo, lugar donde moran de los dioses de los mayas, para resurgir posteriormente con nueva vitalidad y más poder.

Se cree conveniente hacer la mención, que como asociación contextual se encuentra a no muy lejana distancia, un altar de culto vivo, denominado Los Paz, con el cual coincidentemente comparten el mismo manto de agua, del que se hablará más adelante.