miércoles, 21 de julio de 2010


LA CUEVA DE LOS SACRIFICIOS.

Dentro de las incidencias de viaje suele suceder en algunas ocasiones, que al buscar un determinado sitio no se le encuentra, pero en su defecto se encuentra algo inesperado, tal es el caso de La Cueva de Los Sacrificio, el cual se encuentra en las cercanías del Municipio San Jorge La Laguna, Departamento de Sololá.

El sitio responde a un lugar de culto vivo y localmente es conocido por nombres alternos, tales como: La Cueva de Judas, La Cueva del Diablo, así como La Cueva de los Sacrificios,

El mismo lo constituyen dos cuevas naturales de arenisca: la de mayores dimensiones tiene una boca de acceso de quince metros de ancho por ocho de ancho y diez de fondo. Al momento de nuestro arribo era obvio que recién se acababa de realizar algún rito, dado el caso que más de uno de los altares aún se encontraba humeante. Estos estaban compuestos por alfombras de agujas de pino, cáscaras de huevos esparcidas alrededor de los altares, pétalos de diferentes flores, envoltorios de copal, así como alfombras de agujas de pino que conducían a manera de caminamiento hacia los diferentes altares, cada uno con su respectiva cruz de madera, su brasero complementado por tres piedras sobre las cuales se suele asentar alguna cántaro.

A muy poca distancia se encuentra otra cueva de menores dimensiones que la anteriormente descrita, con la muy especial particularidad que en la entrada de la misma se aprecia una figura antropomorfa en la que se pueden observar lo que aparentan alas en lugar de brazos. Se cree que el mismo fue realizado con el propósito de complementar algún conjuro, dado el caso que se considera que para su elaboración debió de haberse tenido cierta perseverancia, lo que se infiere dada la fuerte consistencia del muro que circunda la cueva, así como la profundidad que se le dio a la figura, acción que como se anticipara debió de haberse complementado con alguna invocación al momento de realizar el trazo. La figura se considera como la ancestral reminiscencia de la elaboración de petrograbados y se considera que es el complemento de algún rito. Aún cuando se podría pensar que el trazo pareciera ser elaborado por un niño se descarta tal posibilidad, dado el caso que dentro de la comunidad el lugar es un sitio de culto vivo, al cual no se puede aproximar nadie que no sea una persona mayor con el debido respeto y capacidad de realizar una ceremonia propiciatoria. Por esto se descarta la posibilidad de que el grabado haya sido hecho por una persona ajena a la comunidad de sacerdotes indígenas que suelen frecuentar un lugar.

El hecho de que el sitio en cuestión se conozca también con el nombre de La Cueva del Diablo, obedece a que el lugar no es solamente frecuentado por sacerdotes, si no que el mismo es también un lugar donde se practica la hechicería. Como una segunda suposición sería que la cueva de mayores dimensiones sea utilizada por sacerdotes (Al’qij guías espirituales) y la pequeña sea utilizada por brujos hechiceros. El haber pretendido determinar dicha función era algo que no estaba dentro de nuestro plan de trabajo, dado el caso que incursionar dentro de la función de un lugar sagrado dentro de una comunidad indígena es algo que requiere de mucho tiempo y especialidad propia del antropólogo social.

jueves, 1 de julio de 2010


CHITINAMIT

El termino Chuitinamit está compuesto por el hibridismo de las lenguas K’iche, Kaqchikel y Zt´utuhil; que indican arriba, o sobre y tinamit degeneración de la lengua náhuatl tenamitl que tiene la acepción de lugar fortificado así como pueblo (Arriola 1973). Dado el caso que la antigua ciudad prehispánica se ubica en lo alto de un cerro, deviene el nombre de Chuitinamit. El cual responde a la antigua ciudad-reino de los Zt’utuhiles, esta a la vez se encuentra en la cuenca sur-oeste del Lago Atitlán, el cual lo constituye una muy antigua caldera volcánica. Geográficamente corresponde al Municipio de Santiago Atitlán, Departamento de Sololá, Guatemala.

Los petrograbados que a continuación se describen, como un caso poco usual se encuentran dentro del área del sitio anteriormente aludido. Tanto el sitio como la ciudad también de origen prehispánico que se encuentra sumergida en las profundidades del lago, han sido presa de la continua e incontrolable depredación, por lo que muchos de los petrograbados han desaparecido o en el mejor de los casos el Proyecto de Registro 1997 no pudo ubicarlos. Los dibujos que se presentan para mejor ilustración del original corpus petrográfico del sitio fueron tomados de Lothrop (1933), no así las fotografías.

El Proyecto de Registro 1997 pudo localizar solamente cuatro petrograbados, de los que se puede decir que. Uno de ellos responde a un caricaturesco zoomorfo que presenta antenas, complementado con un reticulado de barras horizontales y verticales las que posiblemente respondan a una visión entópica. El siguiente zoomorfo representa un ave con una serie de intrincados meandros.

No obstante que el sitio ha sido severamente depredado se sospecha, que parte de la arquitectura administrativa del sitio y más de algún otro petrograbado estarán por encontrarse. Se infiere esto dado el caso que parte de la ciudad fue construida sobre en una pendiente bastante pronunciada, lo que dada la continua erosión provocó que muchas de las estructuras se encuentren azolvadas, como se puede apreciar en el petrograbado que está parcialmente enterrado, el cual presenta una serie de escalinatas, que por existir otras representaciones similares reportadas en otras localidades, se les ha considerado que responden a un prototipo de estructuras por lo que le han denominado “maquetas”.

El primer dibujo (extremo superior izquierdo), presenta las figura de dos seres sobre naturales que Covarrubias (1933) definió como correspondientes al de estilo mixteca-puebla. El dibujo en su conjunto, no comparte el mismo estilo al comparar la fisonomía antropomorfa muy bien definida, que se encuentra en la parte inferior entre ambos dibujos. Es la opinión de quien escribe, que los mismos no comparten la misma temporalidad, dado el caso que el estilo curvilíneo es contemporáneo del altiplano de Guatemala para el Periodo Postclásico. Esto se puede verificar al compararlo con el mural de Iximché y la pintura parietal de Gumarcaj. Valga hacer la observación que, para el momento referido el estilo mixteca-puebla se hace sentir fuertemente en el altiplano guatemalteco. Otra de las gráficas tomadas de Lothrop presentan un zoomorfo indefinido, aparentemente en posición de ataque hacia otro zoomorfo más pequeño, petrograbado que no fue posible localizar. Concluyendo con un cuarto grafismo, el cual es tan simple que no es mucho lo que se puede decir del mismo, más que su estilo nos hace recordar los monumentos del Periodo Preclásico de Kaminaljuyu.

Posteriormente Boris Aguilar, arqueólogo del Departamento de Monumentos Prehispánicos del Instituto de Antropológica e Historia de Guatemala, realizó una prospección al mismo sitio, habiendo localizado una roca de considerables dimensiones que presenta una serie de espirales. Los espirales se considera que son la representación el vórtice que experimenta una persona después de haber ingerido alguno de los muchos elementos psicoactivos existentes en Guatemala. Esta muestra es un ejemplo palpable del Fenómeno Entópico el cual ejemplifica como las representaciones del grafismo rupestre tambien se encuentran representado en más de uno de los trajes de los pueblos autóctonos de Guatemala (Ericastilla Godoy 2003), este específico motivo se encuentra bordado en los trajes de los cofrades K’iches de Chichicastenango, así como en otros trajes de los altos Cuchumatanes, Huehuetenango.