viernes, 10 de diciembre de 2010


LOS PAZ.

Anteriormente cuando se trató sobre el sitio de arte rupestre El Manantial, el cual se en encuentra en el cause del Río Chiquito, se comentó que el mismo compartía la misma fuente de agua con el petrograbado Los Paz, ambos se encuentra a poca distancia uno del otro, con la diferencia que en el sitio Los Paz al Río Chiquito le denominan Río Titalcú. El nombre Los Paz deviene del apellido de la familia propietaria del área donde se encuentra el petrograbado. Geográficamente se ubica en el Municipio Génova Costa Cuca, Departamento de Quetzaltenango, Guatemala.

Los petrograbados se encuentran en una roca basáltica de forma oval de superficie relativamente plana de aproximadamente 2.50 m. de largo y 1.80 m. de ancho, por 0.80 m. de alto, la que se encuentra descansando sobre otras rocas de menor dimensión, sobre las que se han evidenciado restos de cera, siendo esto típico vestigio de que el lugar es un sitio de culto vivo. Por la forma en que se encuentran, la disposición de las piedras es notorio que la roca, mayor fue acuñada sobre las rocas más pequeñas ya indicadas, dando la impresión que la misma fue colocada en lugar específicamente definido por alguna razón especial. El área dentro de la cual se encuentra corresponde hoy día a una pequeña plantación de café propiedad de la familia Paz.

Este interesante petrograbado presenta en la parte frontal un rostro compuesto solamente por tres oquedades, similares al rostro que presenta el petrograbado El Manantial.

Es de suponer que por su proximidad y similitud han de haber sido tallados por la misma persona. De igual manera en la parte frontal se puede apreciar un círculo concéntrico conformado por otros círculos más pequeños. En la parte superior se encuentran varias oquedades redondas y pulidas, las que han sodio denominadas cúpulas, bacines, cuencos, tasitas etc. idénticas a las que se encuentran en La Casa de Las Golondrinas; pero en esta ocasión sí se encuentran en posición horizontal, de tal forma que se podría decir, que en determinado momento recolectarían agua de lluvia como algunos investigadores han propuesto que fue su función, es más se aprecia una oquedad de mayores dimensiones y mucho más elaborada que el resto, presentando alrededor unas protuberancias que parecen representar pétalos de entre los cuales surge un canal de evacuación que serpentea en dirección incierta. La característica que la hace especial, es que en la parte superior se encuentra tallados en bajo relieve la planta de dos plantas pies antropomorfos, los que se podría suponer que indican la dirección en que se encuentra el petrograbado El Manantial. La representación de pies humanos fue un grafismo utilizado desde tiempos muy tempranos en el área de Mesoamérica por la cultura Olmeca, así como en el viejo mundo. Es por ello que reiteramos la tesis de continuar en la denominación de Arte Universal.

La representación de pies antropomorfos en el área Mesoamericana es muy común el encontrarlos representados en muchos códices mexicanos. En el caso de encontrarse esta misma representación tallada en una estela maya, a decir de los epígrafos es indicativo de “Ascensión al Trono”. Las mismas huellas se encuentran representadas en muchos de los códices, tanto prehispánicos como los que se escribieron posterior a al invasión española. Recientemente Ruud van Akekeren (2007) publicó un estudio detallado sobre el lienzo de Quauhquechollan en el que se indica el largo recorrido de los Quauhquecholltecas realizaron acompañando a los españoles en la conquista de Guatemala, el cual esta ilustrado por huellas de plantas pies humanos.

martes, 16 de noviembre de 2010


PETROGRABADO SAN HIGINIO.

El nombre del petrograbado obedece al mismo de la propiedad donde se encuentra, el cual es de muy difícil acceso por encontrarse en propiedad privada, aun cuando el mismo se encuentra en las inmediaciones de una población densamente poblada como es el Llano de Ánimas. Este último se encuentra en la parte alta del Cerro Mal Paso, el cual conforma la cuenca sur del Lago de Amatitlán, Guatemala,

Previo a tratar sobre el petrograbado San Higinio, se considera hacer una brevísima relación del sitio arqueológico Kaminaljuyu, dado el caso que los grafismos del mismo responden al estilo de tan importante del sitio. Esta opinión compartida por la Dra. Andrea Stone, quien piensa que parece corresponder al Periodo Preclásico Tardío (200 a C. - 250 d C.). Kaminaljuyu, denominación que en lengua K’iche’ significa “Cerro de los Muertos”, se encuentra ubicada en la meseta central del Valle de La Hermita, en el cual hoy día se asienta la Ciudad de Guatemala.

Es de mencionar que en los momentos tempranos de Kaminaljuyu, los primeros asentamientos se dieron en el margen de la Laguna de los Tiestos o Laguna Miraflores, así como en los alrededores de la laguneta El Naranjo (hoy día desaparecidos). También se incluye la existencia actual del río Villalobos el cual contiene gran cantidad de rocas basálticas, ignorándose el por qué nunca fueron talladas ni utilizadas en sus edificaciones. Es de hacer notar que el mismo desemboca en el Lago Amatitlan,

Así mismo, se considera de especial interés el mencionar que Kaminaljuyu fue el sitio más importante de las Tierras Altas de Guatemala. El mismo se inicia durante los periodos más tempranos del formativo (900 a. C.), continuando hasta el Periodo Clásico Tardío 900 d.C.). Sus edificaciones más tempranas son pequeñas plataformas rectangulares. Con el paso del tiempo llegó a ostentar más de doscientos montículos elaborados con mezclas de barro, arena y tobas volcánicas, así como algunas estructuras mucho más complejas de cuerpos escalonados, escalinatas con alfardas, talud tablero etc. Estos últimos se pueden apreciar en el “Parque Kaminaljuyu”. El patrón de asentamiento lo conformaban plazas abiertas de estructuras ceremoniales, administrativas, como posiblemente habitaciones de la alta jerarquía, habiendo superado a cualquier otra ciudad del altiplano guatemalteco, con una ocupación continua que se inicia aproximadamente mil años antes de nuestra era, presentando ocasionalmente evidencia cerámica correspondiente al Periodo Posclásico (900-1524 d. C.). Lamentablemente hoy día se encuentra en vías de extinción, dado el crecimiento urbano de la ciudad.

Curiosamente Kaminaljuyu contaba con varios mantos de agua pero no se conoce de ningún petrograbado que halla sido encontrado en sus alrededores, siendo el presente petrograbado, el primero que se puede atribuir a tan importante cultura. Es importante hacer notar que el hecho de haber contado con más de un manto de agua facilitó crear un complejo sistema hidráulico que contribuyó de gran manera a su desarrollo, dado el caso de la vocación agrícola de las fértiles tierras del área. Otro factor muy importante fue el haber detentado la cantera de obsidiana denominada El Chayal, que como es bien sabido, fue muy difundida en gran parte de Mesoamérica. De igual forma en sus cercanías existen yacimientos de jadeíta, andesita, óxidos ferrosos dentro de muchos otros productos que pudieron ser motivo de comercio a distancia.

Concerniente al tema que nos atañe en particular, es de hacer notar que muchas manifestaciones iconográficas de Kaminaljuyu conservan una gran similitud iconografía de estilo Olmecoide, por no decir concretamente Olmeca, ya que en ciertas estelas se aprecian íconos pertenecientes a esta cultura, no estando de más el hacer notar que el pictograma El Diablo Rojo, que ha sido totalmente aceptado en definitiva como perteneciente a la referida cultura Olmeca, se encuentra a una distancia espacial muy cercana al petrograbado San Higinio. El Diablo rojo fue fechado por C14 habiendo aportado una fecha de 3030 + - 45 años, según el informe del análisis proporcionado por el Dr. Marvin Rowe y Karen Steelman del Departamento de Química la Universidad de Texas A&M.

El estilo escultórico-iconográfico de Izapa (México), se ha considerado que deriva de la Cultura Olmeca, mismo que comparte con algunos otros sitios; siendo Kaminaljuyu el único con quien se harán una comparación en este documento. Las estelas 5 y 11 de Kaminaljuyu se presenta como un ejemplo análogo de las esculturas de Izapa de las que Proskouriacoff los definió como “grotescas figuras hetereomórficas compuestas y tomadas de varias formas combinadas de diferentes signos de vida sobrenatural”. En particular quien escribe la ve como composiciones imaginativas así como íconos alegóricos a ciertas deidades.

El petrograbado de San Higinio comparte esas características que de alguna forma inmediata nos hace recordar los frecuentes componentes de las esculturas de ambas culturas, que muchos arqueólogos se han referido como representaciones de “dragones o monstruos” las cuales responden a la individualización de divinidades propias de su cultura.

El petrograbado San Higinio es sumamente difícil de interpretar, si bien se puede decir que guarda cierta filiación con el sitio Kaminaljuyu por su estilo, el mismo se encuentra a más de 35 Kms. de distancia.

En la rivera del Lago Amatitlán existen varios sitios prehispánicos mucho más cercanos al petrograbado, como los sitios Amatitlán, Mejicanos, y Contreras que Kaminaljuyu, pero estos responden a una temporalidad más tardía. No obstante que este grafismo se encuentra dentro del área denominada Llano de Ánimas, dentro de la cual existe el sitio arqueológico denominado Monte Sion, el cual presenta una buena cantidad de petrograbados, mismos que han sido motivo de estudio del Mtro. Carpio Rezzio desde el finales de 1997 aproximadamente. Los que se consideran que también son más tardíos.

San Higinio es mucho más temprano, dado el caso que presentan un rasgo que no se debe de obviar y es que en la parte superior de la roca que presenta el petrograbado, se encuentra una concavidad dentro de la cual, con los años hubo una deposición de tierra, al grado que en la fotografía se puede observar que le han crecido algunas plantas silvestres en su interior; algunos investigadores han denominado estas oquedades no naturales como: cúpulas, tacitas, bacines, etc. Y La realidad es que no existe un consenso en como se debieran de denominarse por haber sido muy poco estudiadas. De lo que si se tiene conocimiento es que pertenecen a una cultura muy temprana, hay ciertos lugares en donde en conjunto existen en abundancia. Hasta hoy se han propuesto algunas teorías al respecto pero ninguna de ellas es sustentable.

Monte Sion presenta unas oquedades descritas por Carpio Rezzio (1998), pero difieren mucho en su morfología así como la totalidad del corpus existente difiere mucho en su estilo, por lo que no es posible sugerir ninguna filiación cultural.

lunes, 18 de octubre de 2010


PETROGLIFOS DE SUCHITÁN

La erupción del volcán Pacaya, la Tormenta Ágata, y una época lluviosa intensa que no se había precipitado desde mediados del siglo pasado en Guatemala, imposibilitó continuar con las investigaciones de campo del presente año. No obstante los desastres naturales ocasionados en toda la República, fue posible localizar un nuevo petrograbado no reportado con anterioridad. Este se localiza a inmediaciones del lago Amatitlan, del cual estaremos proporcionando la correspondiente información próximamente.

Dadas las circunstancias meteorológicas anteriormente citadas, se optó por cambiar la investigación de campo por la investigación de publicaciones periodísticas culturales del siglo pasado. Siendo de esta manera como encontramos en el rotativo La Hora (26 de Mayo 1973), un artículo del Dr. Guillermo Mata Amado (especial amigo), quien en compañía de su hijo y un amigo suyo, recorrieron las faldas del volcán Suchitán. El volcán Suchitán se ubica en el Departamento de Santa Rosa, el área investigada corresponde a la etnia Xinka, la cual se encuentra en vía de extinción, de los cuales a decir del licenciado Hugo Fidel Sacor (2009), para el año 2007 solamente pudieron ser censados 2,827 personas.

El reconocimiento del área, respondía a la intención de documentar un petrograbado conocido localmente como El Obispo. Según informa Mata, el reconocimiento lo iniciaron a caballo, dado lo escabroso de la pendiente de las faldas del referido volcán y no fue sino después de cuatro horas de cabalgar cuesta arriba que encontraron el petrograbado.

El petrograbado curiosamente representa la figura de un ser antropomorfo, representación no muy usual dentro del arte rupestre de Guatemala, que cronológicamente probablemente corresponda al Período Postclásico. El personaje se encuentra representado ostentando un gorro que hace recordar una mitra obispal como él mismo Mata refiere. Del parietal derecho del personaje emerge la representación de la cabeza posiblemente de un jaguar, en cuanto en el parietal izquierdo se aprecia la representación de un ser mitológico no definido. Se considera aventurado el determinar la naturaleza de las otras dos cabezas que presenta a la altura de las caderas, dado el caso que el dibujo no esta muy apegado a la realidad. El rostro del personaje es un tanto caricaturesco, su fisonomía está conformada mayoritariamente por líneas rectas y dos volutas que conforman el rostro del personaje, Estas mismas volutas se repiten trece veces* dentro de todo la representación petrográfica, conformando parte de todo a pesar que se encuentran diseminadas en todo el petrograbado. Las manos alzadas dan la impresión de saludo, tranquilidad o bien de bienvenida. En el pecho presenta un pectoral de simple elaboración, pero al igual que el objeto que ostenta en la cabeza, definitivamente en determinado momento denotaba cierta jerarquía social administrativa o shamaínistica probablemente. Nos cuenta Mata, que la población local había realizado con anterioridad alguna excavaciones al pie del petrograbado, esperando encontrar algún “tesoro” con resultados negativos. Es de hacer notar que el petrograbado lamentablemente fue repasado** con tiza para resaltar el trazo de la figura. Para tener una mejor visualización del mismo se presenta el dibujo, realizado por el mismo Mata.

Continuando con su relación informa haber encontrado tres petrograbados más, uno de ellos corresponde a una calavera de muy mala manufactura, al grado que ni los campesinos locales habían notado su presencia; de igual manera fue descubierta la representación de una “carita” representada por solamente tres horadaciones de aproximadamente de diez centímetros de diámetro, que invariablemente se encontró en asociación a un ojo de agua; (no ilustrada, similar a las reportada con anterioridad en los petrograbados El Manantial y futuramente en el sitio Los Paz).

Continuando la muy acuciosa prospección de Mata y compañía, se detectó un cuarto petrograbado del cual Mata informa está en muy mal estado, pues ha sido víctima de alteraciones recientes, por lo que se presenta una fotografía tomada de la publicación del año 1973. Es muy difícil definir la representación, tan solo se puede aventurar a decir, que posiblemente se refiere a un personaje de alguna relevancia dentro del área.

Es de hacer notar, que si bien en las inmediaciones no existe un sitio arqueológico relevante, a muy poca distancia se encuentra la cantera de obsidiana Ixtepeque, así como la reportada por quien escribe, la cual se ubica justo abajo del pictograma “La Cueva del Diablo”. Es de hacer notar que la cantera de obsidiana más importante y de la cual se tiene la mayor muestra arqueológica y mas difundida en toda Guatemala es la cantera denominada El Chayal, Esta cantera que estuvo bajo el dominio de los señores de Kaminaljuyu quienes comercializaban el producto con sitios tan lejanos e importantes como Tikal, El Mirador, entre muchos otros más. La muestra de Ixtepeque es la segunda más común en Guatemala. No obstante siendo este material un artículo de alta potencialidad comercial, al parecer no estuvo retenida por ningún señorío del que se tenga conocimiento.

Haciendo una revisión más a fondo del archivo personal, se encontró una fotografía y una fotocopia correspondiente a la misma área. En la fotografía se pueden apreciar varias “caritas” grabadas sobre una enorme piedra basáltica similares a la reportada por Mata, algunas fueron más elaboradas al haberlas enmarcado dentro de un círculo, mientras que otras son solamente representadas por tres horadaciones, que dentro de nuestra visión del presente siglo nos dan la impresión de ser la representación de “caritas”. De igual manera se pueden observar algunos conductos de evacuación provenientes de la parte superior las que al descender se toman diferentes direcciones.

*De la ultima fotocopia de archivo, se presenta el dibujo de un personaje, el cual lo constituye en su base un motivo entópico, del cual pareciera emerger un ser sobrenatural, el cual presenta tanto en la cabeza así como del interior de su boca y emanando de su garganta el mismo símbolo, más conocido como el Signo del Vórtice, propio del fenómeno entópico.

**No se debe de alterar nunca ninguna representación gráfica.

jueves, 9 de septiembre de 2010



EL ENCANTO.

Posteriormente de haber concluido El Proyecto de Registro de Arte Rupestre 1997, darle seguimiento a la investigación de la temática en cuestión se hizo muy difícil, dado el caso que en ese momento el arte rupestre no tenía la connotación que ha alcanzado hoy día. A ello se debe agregarse que el Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, no tiene la atribución de realizar proyectos de investigación.

No obstante teniendo el conocimiento de la existencia de un excepcional sitio localizado en el Municipio de Nentón, Huehuetenango, sitio del que se tenía el conocimiento de la existencia de una galería de arte rupestre espectacular, se forzó la “justificada” visita al mismo, so pretexto de la “proximidad” del sitio que en su momento se debía de supervisar de oficio. La considerable distancia no justificaba de ninguna manera la visita al sitio; pero era la única forma de poder documentar el mismo, a riesgo de que un inescrupuloso grupo de investigación de arte rupestre se arrogara del derecho de descubrimiento y por ende de investigación.

El sitio El Encanto lo constituye un abrigo rocoso de aproximadamente nueve metros de ancho por cinco de alto y cuatro de profundidad, presentando un número no determinado de pictogramas, lo que obedece a que muchos de los mismos se encuentran sobre puestos dificultando su cuantificación y más que todo por la premura con que se tuvo al trabajar el sitio.

(Se presenta una fotografía de asistente y piloto a para visibilizar a escala humana)

El abrigo rocoso aparentemente se formó al colapsar una sima o sumidero de los muchos que existen en el área. El mismo abrigo ha contribuido a la conservación de las pinturas, aún cuando las que se encuentran fuera de él están en muy buen estado de conservación, a excepción de las pocas pinturas que han sido dañadas por acción del hombre, dejando expuesto el soporte kárstico.

El sitio El Encanto presenta en la parte superior del abrigo rocoso una franja que se presume que fue aplanada previamente a la elaboración de las doce pinturas que sobre el mismo se encuentran. Las que se describen inicialmente (de izquierda a derecha) dos posibles zoomorfos se seguidos por un círculo rojo (carta de colores Munsell: R No. 10, 4/6) con un punto “azul-verde maya” (carta de colores Munsell: Benjamín 2039-50) al centro, seguido por una serie de cuatro líneas verticales. Referente a la representación de líneas verticales, se dice que son indicativo de la existencia de más pinturas a los costados de las mismas y que la representación de líneas horizontales es indicativo de la existencia de más pinturas es abajo de las mismas líneas (comunicación personal: Brent Woodfield 2003), caso que se verifica en el presente sitio. En cuanto otros investigadores interpretan estas líneas sean verticales u horizontales como cuentas calendáricas. Luego se encuentra la forma de una mariposa con las alas extendidas, en medio de lo por que se podría definir como líneas verticales en forma de letras m (mm) continuas, seguido por un círculos de color rojo y “azul-verde maya” al centro, con una protuberancia hacia arriba. Este último grafismo referido anteriormente se encuentra representado en La Casa de Las Golondrinas (dibujo adjunto), contexto dentro del cual se encuentra una mariposa, y el círculo con la protuberancia y pequeña diferencia que la protuberancia aludida se encuentra hacia abajo, acompañado de huellas dactilares y otras figuras abstractas. (E. Robinson 1994 Fig. 5. 1997 Fig. 4. En esté Blog Mayo 2010). Por lo anteriormente expuesto se considera que estos grafismos, como otros que se describirán más adelante no son pinturas hechas al asar, son símbolos convencionales que en su momento fueron indicativos de determinados y concretos mensajes. La serie de pictogramas continua con dos círculos más y finalmente las pinturas concluyen con lo que se puede describir como una letra U invertida y con una trazo vertical al medio, el cual se considera que representa los órganos sexuales femeninos y que los círculos que lo anteceden son representación lunares relativos al ciclo menstrual de la mujer. Si bien la interpretación podría parecer muy aventurada se considera probable, dadas otras representaciones que se cree que tienen el mismo sentido dada la fuerte insinuación en lo relativo a la supervivencia de aquellos primeros pobladores de Guatemala.

Consiente de lo delicado que tal apreciación podría parecer, existen teóricos que con antelación han postulado que una de las connotaciones más relevantes de la pintura rupestre es su fuerte invocación por la continuidad de la vida, que puede ser propiciada tanto por la mujer en sí, como por la misma naturaleza de ahí su fuerte en indefectible asociación a los mantos de agua, elemento vital de la vida.

Lo anteriormente expuesto se piensa en base a las múltiples manifestaciones de pinturas rupestres en que se presenta una invocación a la fertilidad, para Guatemala se podrían mencionar: El sitio Los Fierros en el que se observa a un individuo con el pene erecto y sobre dimensionado (G. Rex Walters 1982). El sitio La Cueva del Venado (Ericastilla Godoy 2003) en la cual se aprecia una gama con la representación de un cervato en el vientre y la vulva sobre dimensionada (Blog de mayo 2010), de igual forma en sitio El Encanto se encuentra una figura zoomorfa con la vulva sobre también sobredimensionada y el rabo en posición horizontal. El sitio Naj Tunich posiblemente uno de los sitios donde más se evidencia el culto a la fertilidad, se aprecia una pareja abrazada y completamente desnuda (Ericastilla Godoy 2003 P. 121) así como otros dos pictogramas representa dos individuos en afanosa masturbación. El sitio Peñasco Alonzo de forma similar a las representaciones del Sitio El Encanto ilustra una figura oval de color rojo con un orificio al centro representado justo a la par de un rostro femenino, en el mismo sitio fue representado un pene acompañado de otras figuras que no se han podido identificar

Es de hacer notar que a pocos metros del sitio durante la época lluviosa se forma una laguneta; indefectible complemento de todo pictograma. En la misma proliferen los embriones de batracios (renacuajos), mismos que se encuentran representados en el referido abrigo rocoso, así como en pinturas de la lejana Polinesia. Se considera que la metamorfosis observada de estos renacuajos a batracio adulto, ha de haber sido considerada de inexplicable naturaleza para aquellos prístinos grupos sociales, especialmente cuando se sabe que el Bufo marino segrega la potente bufotina, elemento que no ha de haber sido desconocido para ellos. En la misma fotografía, al centro se observa un pictograma de forma ovoide con una línea vertical al centro que se considera es una alusión al órgano sexual femenino, de las cuales se encuentran en repetidas ocasiones y en cierto contexto que no sea ha podido interpretar.

El color predominante de las pinturas en el sitio es el rojo, negro y en menor gado el “verde-azul maya” denominado así en Guatemala, del cual se puede mencionar que en el sitio en cuestión se encuentra una representación de un cuadro en enmarcado en color rojo, y reticulado en el referido color “azul-verde maya”, no estando de más el hacer alusión, que en los trajes típicos del Departamento de Sololá y en el Municipio Nahualá, entre otros pueblos del altiplano, se puede observar en un mandil o faldón (localmente denominado ponchito) que usan los hombres de estas localidades a manera de falda, con la diferencia de que en lugar de ser de color azul-verde maya sobre blanco, estos son blanco sobre algodón café.

Dentro del abrigo rocoso El Encanto se encuentran indeterminada cantidad de pinturas de muy difícil descripción, así como otras que se enmarcan dentro del conocimiento de pintura rupestre universal tales como: hullas digitales, impresiones de manos en positivo, círculos concéntricos, círculos con múltiples círculos internos, pequeños círculos que aparentan tener alguna connotación calendárica o bien cuentas numéricas, círculos con radiaciones internas dirigidas a un círculo central, espirales, muchas líneas verticales, zoomorfos, un antropomorfo que se considera la representación de un feto. De igual forma se puede mencionar la representación de una escena de cacería donde se observa a un individuo cazando, mientras que a sus pies yace otra presa que aparenta haber sido cazada. El caso es muy especial, no se conoce otro pictograma similar por lo que se asume que el sitio así como la pictografía en sí son muy tempranos.

Algunos grafismos fitomorfos representados tal cual si nacieran directamente de la tierra, parece una invocación propiciatoria a la propia tierra, de la cual se esperaría una abundante recolección o, en su defecto, una abundante cosecha, así como una fructuosa faena de cacería. Se hacen estas dos propuestas alternas dado el caso que el sitio presenta una acción de cacería. La representación es una escena muy especial por lo que se puede colegir que fue elaborada en el momento de los cazadores recolectores, así como pudo haber sucedido en un estado de incipiente sedentarización, durante el cual como siempre se practicó la cacería. Es de hacer notar que en ese Departamento se han reportado varios sitio paleontológicos de los cuales uno de ellos presenta presencia humana (Ericastilla Godoy 1996), habiéndose podido fechar para el momento de la cultura Clovis, dado el caso que un ejemplar de dicha punta de proyectil fue recuperada del sitio paleontológico Chivacabé.

miércoles, 18 de agosto de 2010


LA CALIXTRA ANEX.

Con el caso que a continuación se describe, se culminó el recorrido del Proyecto de Registro de Arte Rupestre de Guatemala, 1976. La visita a este último sitio no dejó de ser un tanto jocosa así como dramática al mismo tiempo. Del “petrograbado” del cual se tenía referencia finalmente se determinó que responde a una escultura en bulto tallada en basalto denominada Calixtra Anex. La misma se encuentra asociada a un montículo e indefectiblemente a 25 m. de distancia se encuentra un riachuelo denominado Nicá. El sitio fue reportado por Edwin Shook en 1945, y le llamó La Montaña, el cual a su vez se ubica en el Municipio de Malacatán dentro de la Comunidad Agraria La Montaña, en el Departamento de San Marcos, Guatemala. El sitio fue visitado posteriormente por el Inspector Regional Byron Lemus del Departamento de Monumentos Prehispánicos del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala.

Por referencias de Lemus quien proporcionó la primera fotografía en su estado original, Stone consideró que respondía al estilo Maya Clásico Tardío, por lo que se consideró visitar y documentar el supuesto petrograbado.

El mismo se encuentra dentro del área de un sitio prehispánico, dentro del mismo habita la familia indígena de Delfino Pérez, a quien Lemus en su oportunidad le indicó del valor histórico de la pieza, señalándole que debían de cuidar y protegerla por haber pertenecido a sus antepasados.

Al momento de nuestra visita encontramos para nuestra sorpresa, que el monumento había sido pintado de azul y blanco (colores de la bandera nacional). La escultura presenta en la parte inferior un rostro antropomorfo, de cuerpo globular extendido sobre su vientre con la representación de cuatro patas, sobre de él que se encuentra la figura de un mono con la cola en forma de espiral, en el costado derecho se aprecia otra figura de difícil descripción, inmediatamente después se encuentra otra figura que se asemeja a un batracio. En la parte superior de la escultura se puede leer la leyenda que reza en letras blancas: PERTENECE A TECUN UMÁN * y en uno de los costados se lee CALIXTRA ANEX FUE APARECIDA EN LA COMUNIDA AGRARIA LA MONTAÑA CUIDADO NO TOCAR ESTA PIEDRA TIENE PODER. Como si esto fuera poco siguiendo equivocadamente las instrucciones de Lemus, le construyeron un cobertizo a manera de oratorio, habiéndolo decorado con borlas y otros adornos de papel y plástico de colores, así mismo se colocó una pequeña cesta en la parte superior de la escultura en la cual se debe de depositar la respectiva ofrenda pecuniaria para la consabida “protección personal”

La escultura mide 1.07 m. de largo 0.40 m. de alto y 0.90 m. de ancho, a lo que Stone posteriormente expresó “más pequeño que el ejemplo previo y más cuestionable en cuanto al calificativo como arte rupestre”.

* El Titulo de la Casa de Ixquin Nehaib también conocido como Manuscrito de Covalchaj (Álvarez 1987), es un documento de probanzas de meritos, documento indígena del siglo XVI, que da cuenta de la existencia de un noble guerrero Quiches, de nombre Tecum, descendiente de la casa de los Cawek y nieto de Quikab, rey de los Quichés quien murió durante la conquista de Guatemala en la batalla de El Pinal. Dado el caso que es un guerrero Quiché, del único que se conoce por nombre y descendencia real, fue declarado héroe nacional de Guatemala a mediados del siglo pasado.

miércoles, 21 de julio de 2010


LA CUEVA DE LOS SACRIFICIOS.

Dentro de las incidencias de viaje suele suceder en algunas ocasiones, que al buscar un determinado sitio no se le encuentra, pero en su defecto se encuentra algo inesperado, tal es el caso de La Cueva de Los Sacrificio, el cual se encuentra en las cercanías del Municipio San Jorge La Laguna, Departamento de Sololá.

El sitio responde a un lugar de culto vivo y localmente es conocido por nombres alternos, tales como: La Cueva de Judas, La Cueva del Diablo, así como La Cueva de los Sacrificios,

El mismo lo constituyen dos cuevas naturales de arenisca: la de mayores dimensiones tiene una boca de acceso de quince metros de ancho por ocho de ancho y diez de fondo. Al momento de nuestro arribo era obvio que recién se acababa de realizar algún rito, dado el caso que más de uno de los altares aún se encontraba humeante. Estos estaban compuestos por alfombras de agujas de pino, cáscaras de huevos esparcidas alrededor de los altares, pétalos de diferentes flores, envoltorios de copal, así como alfombras de agujas de pino que conducían a manera de caminamiento hacia los diferentes altares, cada uno con su respectiva cruz de madera, su brasero complementado por tres piedras sobre las cuales se suele asentar alguna cántaro.

A muy poca distancia se encuentra otra cueva de menores dimensiones que la anteriormente descrita, con la muy especial particularidad que en la entrada de la misma se aprecia una figura antropomorfa en la que se pueden observar lo que aparentan alas en lugar de brazos. Se cree que el mismo fue realizado con el propósito de complementar algún conjuro, dado el caso que se considera que para su elaboración debió de haberse tenido cierta perseverancia, lo que se infiere dada la fuerte consistencia del muro que circunda la cueva, así como la profundidad que se le dio a la figura, acción que como se anticipara debió de haberse complementado con alguna invocación al momento de realizar el trazo. La figura se considera como la ancestral reminiscencia de la elaboración de petrograbados y se considera que es el complemento de algún rito. Aún cuando se podría pensar que el trazo pareciera ser elaborado por un niño se descarta tal posibilidad, dado el caso que dentro de la comunidad el lugar es un sitio de culto vivo, al cual no se puede aproximar nadie que no sea una persona mayor con el debido respeto y capacidad de realizar una ceremonia propiciatoria. Por esto se descarta la posibilidad de que el grabado haya sido hecho por una persona ajena a la comunidad de sacerdotes indígenas que suelen frecuentar un lugar.

El hecho de que el sitio en cuestión se conozca también con el nombre de La Cueva del Diablo, obedece a que el lugar no es solamente frecuentado por sacerdotes, si no que el mismo es también un lugar donde se practica la hechicería. Como una segunda suposición sería que la cueva de mayores dimensiones sea utilizada por sacerdotes (Al’qij guías espirituales) y la pequeña sea utilizada por brujos hechiceros. El haber pretendido determinar dicha función era algo que no estaba dentro de nuestro plan de trabajo, dado el caso que incursionar dentro de la función de un lugar sagrado dentro de una comunidad indígena es algo que requiere de mucho tiempo y especialidad propia del antropólogo social.

jueves, 1 de julio de 2010


CHITINAMIT

El termino Chuitinamit está compuesto por el hibridismo de las lenguas K’iche, Kaqchikel y Zt´utuhil; que indican arriba, o sobre y tinamit degeneración de la lengua náhuatl tenamitl que tiene la acepción de lugar fortificado así como pueblo (Arriola 1973). Dado el caso que la antigua ciudad prehispánica se ubica en lo alto de un cerro, deviene el nombre de Chuitinamit. El cual responde a la antigua ciudad-reino de los Zt’utuhiles, esta a la vez se encuentra en la cuenca sur-oeste del Lago Atitlán, el cual lo constituye una muy antigua caldera volcánica. Geográficamente corresponde al Municipio de Santiago Atitlán, Departamento de Sololá, Guatemala.

Los petrograbados que a continuación se describen, como un caso poco usual se encuentran dentro del área del sitio anteriormente aludido. Tanto el sitio como la ciudad también de origen prehispánico que se encuentra sumergida en las profundidades del lago, han sido presa de la continua e incontrolable depredación, por lo que muchos de los petrograbados han desaparecido o en el mejor de los casos el Proyecto de Registro 1997 no pudo ubicarlos. Los dibujos que se presentan para mejor ilustración del original corpus petrográfico del sitio fueron tomados de Lothrop (1933), no así las fotografías.

El Proyecto de Registro 1997 pudo localizar solamente cuatro petrograbados, de los que se puede decir que. Uno de ellos responde a un caricaturesco zoomorfo que presenta antenas, complementado con un reticulado de barras horizontales y verticales las que posiblemente respondan a una visión entópica. El siguiente zoomorfo representa un ave con una serie de intrincados meandros.

No obstante que el sitio ha sido severamente depredado se sospecha, que parte de la arquitectura administrativa del sitio y más de algún otro petrograbado estarán por encontrarse. Se infiere esto dado el caso que parte de la ciudad fue construida sobre en una pendiente bastante pronunciada, lo que dada la continua erosión provocó que muchas de las estructuras se encuentren azolvadas, como se puede apreciar en el petrograbado que está parcialmente enterrado, el cual presenta una serie de escalinatas, que por existir otras representaciones similares reportadas en otras localidades, se les ha considerado que responden a un prototipo de estructuras por lo que le han denominado “maquetas”.

El primer dibujo (extremo superior izquierdo), presenta las figura de dos seres sobre naturales que Covarrubias (1933) definió como correspondientes al de estilo mixteca-puebla. El dibujo en su conjunto, no comparte el mismo estilo al comparar la fisonomía antropomorfa muy bien definida, que se encuentra en la parte inferior entre ambos dibujos. Es la opinión de quien escribe, que los mismos no comparten la misma temporalidad, dado el caso que el estilo curvilíneo es contemporáneo del altiplano de Guatemala para el Periodo Postclásico. Esto se puede verificar al compararlo con el mural de Iximché y la pintura parietal de Gumarcaj. Valga hacer la observación que, para el momento referido el estilo mixteca-puebla se hace sentir fuertemente en el altiplano guatemalteco. Otra de las gráficas tomadas de Lothrop presentan un zoomorfo indefinido, aparentemente en posición de ataque hacia otro zoomorfo más pequeño, petrograbado que no fue posible localizar. Concluyendo con un cuarto grafismo, el cual es tan simple que no es mucho lo que se puede decir del mismo, más que su estilo nos hace recordar los monumentos del Periodo Preclásico de Kaminaljuyu.

Posteriormente Boris Aguilar, arqueólogo del Departamento de Monumentos Prehispánicos del Instituto de Antropológica e Historia de Guatemala, realizó una prospección al mismo sitio, habiendo localizado una roca de considerables dimensiones que presenta una serie de espirales. Los espirales se considera que son la representación el vórtice que experimenta una persona después de haber ingerido alguno de los muchos elementos psicoactivos existentes en Guatemala. Esta muestra es un ejemplo palpable del Fenómeno Entópico el cual ejemplifica como las representaciones del grafismo rupestre tambien se encuentran representado en más de uno de los trajes de los pueblos autóctonos de Guatemala (Ericastilla Godoy 2003), este específico motivo se encuentra bordado en los trajes de los cofrades K’iches de Chichicastenango, así como en otros trajes de los altos Cuchumatanes, Huehuetenango.

martes, 15 de junio de 2010


EL MANATIAL

El petrograbado El Manantial fue reportado por Byron Lemus, Inspector Regional del Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala en 1994.

El petrograbado se localiza en las inmediaciones de la Aldea El Manantial, Departamento de Quetzaltenango. El monumento se encuentra dentro del cause del Río Chiquito. Por su peso y por ser un objeto de culto asociado al elemento agua, se asume que ese ha sido el lugar original donde ha estado siempre. El mismo fue tallado en una roca natural basáltica de forma cónica de 0.95 m. de alto por 1.19 m. de circunferencia en la base. La parte superior se encuentra tallada una concavidad de la que descienden tres acanaladuras de evacuación; de una de ellas se ha de haber hecho descender algún fluido sacramental dirigido a un rostro elaborado por tres oquedades que esquematizan un rostro dentro de un semicírculo, el cual pareciera ser una forma incipiente de la representación del glifo Maya Ahau, el cual corresponde al calendario maya Tzolkín o Cuenta de Los Días, el cual consta de 260 días. Así también se encuentra en el calendario maya Haab de 365 días. Valga hacer la alusión que entre los kaqchikeles, los hombres adoptaban el nombre del día del Tzolkín en el cual habían nacido (Morley 1975).

Las otras dos acanaladuras son conducidas a grecas, círculos, espirales y otros extraños iconos geométricos de difícil descripción que finalmente conducirían al río aquel fluido sagrado. De Igual manera se puede apreciar un motivos similar a la S inclinada, grafismo inicialmente muy propio de la cultura Olmeca. Dadas las características indican que el monumento era utilizado par la celebración de algún rito, así como por la iconografía que presenta, al mismo se le ha dado el calificativo de altar, del cual se elaboro un calco sobre papel de arroz y tita suni. Respecto al fechamiento u origen no se ha podido plantear mas que una posible filiación con la cultura Olmeca, o su derivación o influencia Olmecoide en base a la S inclinada. Stone hace el comentario de de que “Hay varios rasgos que vinculan esta piedra firmemente con la tradición de arte rupestre más que con la tradición local de escultura monumental”.

Dentro de los motivos que se encuentran bordados en los trajes indígenas de hoy día (ver arriba), es muy común el descubrir entre los intrincados motivos la S inclinada, la cual es una representación del viento, la misma S inclinada y acompañada de dos líneas paralelas indican “Viento de Agua” (Piña Chan 1995). Así mismo en el textil que se presenta se puede apreciar que dentro de las dos “eses” se encuentra el motivo U, el cual continuando dentro de la iconografía de la Cultura Olmeca, Piña Chan la interpreta como “Tierra de Cultivo”. El zigzag de color violeta que prácticamente enmarca los motivos referidos simboliza “Agua”. Los rombos son la representación de los órganos sexuales femeninos, en este caso se encuentran flanqueados por dos pavos que es como con antelación se dijera representación de fertilidad y abundancia alimenticia (Ericastilla Godoy 2003).

En cuanto a su función se tiene aceptado que estos petrograbados de antigüedad incierta, responden a lugares de culto, que funcionaron a manera de altares. Una vez que el hierofante crea un espacio ritual de uso continuado, este con el concurso del tiempo se constituye en un sitio sagrado y usualmente en un sitio de peregrinaje conllevando automáticamente la denominación de altar.

El hecho de encontrase directamente en la cuenca del río el cual durante la época de invierno pareciera sumergirse al inframundo, lugar donde moran de los dioses de los mayas, para resurgir posteriormente con nueva vitalidad y más poder.

Se cree conveniente hacer la mención, que como asociación contextual se encuentra a no muy lejana distancia, un altar de culto vivo, denominado Los Paz, con el cual coincidentemente comparten el mismo manto de agua, del que se hablará más adelante.

lunes, 24 de mayo de 2010


LA CAS DE LAS GOLONDRINA

El romántico nombre de “La Casa de Las Golondrinas”, responde a una de las galerías de arte rupestre más grandes de Guatemala, grande en el sentido de la formación geológica que las soporta, así como por la casi incontable cantidad de grafismos que presenta.

El sitio se encuentra ubicado en las faldas del Volcán de Agua, en el Valle de Panchoy, Departamento de Sacatepéquez. El mismo está conformado por un largo y alto risco basáltico el cual serpentea la rivera del Río Guacalate por cientos de metros.

El Proyecto Kaqchikel, dirigido por Eugenia Robinson Ph.D. y Marlen Garnica Ma. (2001) quien conjuntamente con un buen número de arqueólogos, fotógrafos y asistentes, son las personas que más y mejor ha investigado y documentado el sitio en cuestión. Habiendo reportado 105 grafismos más 570 imágenes multi-espectrales. Si bien el Proyecto de Registro de Arte Rupestre de Guatemala 1997, estuvo de paso por el sitio, solamente se concretó a observar las pinturas.

Con anterioridad Ericastilla Godoy en varias ocasiones había visitado y fotografiado las pinturas más sobresalientes del sitio. Durante estas visitas se pudo verificar que ciertas pinturas que se encuentran en lo alto del risco son perceptibles solamente en ciertas horas y meses del año, circunstancia que pudo haber sido motivo de un espectáculo publico y aprovechado por el shamán del grupo para hacer gala de su extraordinario poder.

A raíz de las frecuentes vistas al sitio, se pudo observar cómo las pinturas se están deteriorando de una manera acelerada, habiendo informado a las autoridades correspondientes del franco estado de deterioro que el sitio presentaba, el cual no solamente estaba siendo abandalizado por acción humana, sino que un fragmento de roca que contenía la impronta de una mano sufrió un desprendimiento de la pared del risco, la que actualmente se encuentra al pie del mismo. De igual manera como se puede observar en una fotografía (arriba), el agua ha empezado a filtrarse por las grietas de la roca, formando una concreción de minerales sobre una de las más gráciles pinturas del sitio, la que está acompañada de un “peine” motivo que se repite dentro de la iconografía Maya y otras pinturas rupestres, mismo que se considera propio del Fenómeno Entópico, aparte de ser muy arcáico.

Robinson informa que el sitio presenta una ocupación que inicia desde el año 1000 a. C. hasta el momento de la ocupación española. Como es lógico suponer, el área circundante ha de haber tenido una larga ocupación y compleja implicación político-religiosa, dado el caso que el área para la los años anteriores al siglo XII no se encontraba ocupada por la etnia Kaqchikel, la cual ingresa a Guatemala proveniente de México aproximadamente a inicios del siglo XIII, permaneciendo en el área hasta nuestros días.

Independientemente de lo anteriormente expuesto, Robinson (2001 p. 9) realizó un singular descubrimiento al excavar un pozo de sondeo al pie de una de las pinturas, (fotografía - extremo superior izquierdo) representativo de la elite mexicana del Periodo Postclásico, identificado como el glifo Pedernal y Serpiente de Fuego, asociados al los números 8 y 12 respectivamente. En el calendario Azteca, Pedernal es un portador de año “y ocho Pedernal puede identificarse con los años 1448 ó 1500” Stone (1999). De nuevo Stone hace la observación que Serpiente de Fuego no es un día del calendario Azteca, pero que está presente en los calendarios de los Zapoteca y Xochicalco

En la fotografía anteriormente citada, se puede observar en el extremo derecho de la misma, una oquedad perfectamente circular, de las cuales existe una gran cantidad en las paredes del risco, las mismas han sido muy poco estudiadas, aún cuando en la práctica es muy usual en encontrarlas asociadas a otros bajo relieves, así como en ocasiones se encuentran sin contexto alguno. Se ha especulado que su propósito era el de captar agua de lluvia; pero este ejemplo nos indica que dada la posición vertical en que se encuentra, sería imposible que cumpliera tal función.

Retomando el aspecto de la excavación, inmediatamente debajo de esa pintura, a una profundidad de 0.60 cm. Se detectó una ofrenda ceremonial, la que presentó restos de carbón, un tendido de hojas, así como un manto de cal que cubría una vasija de 0.50 Cm. de alto correspondiente al tipo cerámico conocido en Guatemala como Balanya Ante, el cual según fechamiento cerámico corresponde al momento de transición (Periodo Prehispánico-Colonial).

En el interior de la vasija se encontraron 18 husos (malacates) fabricados de semilla de palma, de los cuales siete de ellos se encontraron con sus respectivos devanadores insertados en sí mismos, así como dos cuencos, un de ellos hecho de calabaza (Cucúrbita Pepa), así como un fragmento de tela. A la vez se encontraron dos navajas de obsidiana de la cantera de Ixtepeque, una de ellas sin huella de uso, la otra estaba cubierta de cal. Un elemento muy significativo es el hecho de haberse encontrado dentro de la vasija, dos femorales de pavo “trabajados”.

Es de hacer notar que la labor relacionada con los textiles siempre ha sido una actividad delegada generalmente a la mujer. Dentro de la cosmogonía Maya es la Diosa Lunar quien era responsable de los tejidos, nacimientos y se le asocia al color blanco. De igual manera continua relatándonos Robinson, que en algunas ocasiones la Diosa Lunar se encuentra representada en los Códices Mayas como aquella anciana proveedora de agua representada en el Códice de Desdén (ver fotografía extremo derecho). La anciana porta un cántaro del que vierte agua el cual es de igual en forma y tamaño del cántaro que fuera recuperado de la ofrenda en cuestión (Robinson 2001). Es de hacer notar que en este específico caso, la dualidad de pictograma-fuente de agua, se presenta un aspecto no considerado con anterioridad: pictograma Diosa lunar propiciadora de agua.

De los femorales de pavo se puede decir que en Cobán, Cabecera departamental de Alta Verapáz, para las festividades matrimoniales se acostumbra servir a los comensales, una sopa que es elaborada a base de pavo y el güipil “blusón” de la novia muestra la figura de varios pavos, así como en muchos otros textiles de diferentes etnias de Guatemala, el cual representa fertilidad y abundancia (ver abajo fotografías en Fenómeno Entópico. Marzo 5). Como ha quedado demostrado, la excavación es un componente de la investigación del arte rupestre que viene a complementar lo que no esta representado en la roca.

CONTINUA.

domingo, 23 de mayo de 2010


CONTINUACIÓN:

Dentro de las múltiples grafías que se pueden observar en La Casa de Las Golondrinas (dibujo derecho), se encuentra un pequeño conjunto de pinturas dentro del cual se encuentra lo que ese ha considerado la representación de una mariposa, huellas dactilares y tres extraños símbolos de los cuales, uno de ellos es exactamente igual a otro grafismo que se encuentra en la parte superior del abrigo rocoso que cobija al grueso de todas las pinturas del sitio El Encanto (del que se hablará más adelante). Este pequeño ícono se podría decir que es exactamente igual, con la pequeña diferencia que en El Encanto, el mismo se encuentra invertido. Por encontrarse el mismo sobre el abrigo rocoso, a manera de friso, pareciera ocupar un lugar preponderante al igual que la representación de lo que aparenta ser una mariposa, que conforman el mismo complejo pictográfico que el de Las Golondrinas. En un espacio más apartado también se encuentra un conjunto de huellas dactilares, así como improntas de manos, lo que no es extraño en cualquier complejo de arte rupestre, pero el hecho de encontrar los mismos grafismos, en diferentes lugares induce a pensar que no son simples figuras echas al azar por aventurado que esto sea, se consideran códigos establecidos que en determinado momento encerraban un mensaje concreto.

“Pero por que sus figuras y caracteres no eran tan suficientes como

nuestra escritura y letras, por eso no podían concordar tan puntualmente

en las palabras, sino solamente en lo sustancial de los conceptos.”

Joseph de Acosta. Cronista siglo XVI.

lunes, 10 de mayo de 2010


LA PIEDRA DE AYARZA

El primer informe que se tiene de la existencia del sitio La Piedra de Ayarza, corresponde a Edith Ricketson quien lo visito en 1936, aun cuando se tenía conocimiento de su existencia desde el año 1915.

Las pinturas, trece en total, algunas de ellas casi imperceptibles, se encuentran ubicadas en las paredes de un abrigo rocoso no muy pronunciado, el cual se localiza en la rivera de la Laguna de Ayarza, Departamento de Santa Rosa. Guatemala. Su ubicación se caracteriza por la recurrente dualidad de pictograma y cuerpo de agua. La laguna de Ayarza no es más que una caldera de un antiguo volcán extinto.

En el momento de nuestra visita se pudo observar que el mismo responde a un lugar de culto vivo, el cual ha venido siendo motivo de veneración desde tiempos inmemoriales. Al pie de las pinturas se encuentran evidencias de una fogata, envoltorios de copal, residuos de cera de velas de diferentes colores y corcholatas de envases de licor, todos ellos elementos propios de las ceremonias realizadas por los sacerdotes “mayas” contemporáneos.

Más de un pictograma sobresale por su policromía, caso no muy frecuente en el arte rupestre de Guatemala. Dentro de la misma galería puede apreciarse un personaje enmascarado, con las manos enguantadas y ricamente ataviado al estilo mexicano, propio del periodo postclásico. Simultáneamente, se aprecian una serie de círculos concéntricos de doble línea con un punto al centro.

Este elemento aparenta tener una connotación especial, pues de cierta manera pareciera ser el motivo sincrético de todo el sitio, dado el caso que lo podemos encontrar tanto sobre la cabeza del personaje anteriormente referido, así como sobre un zoomorfo sobrenatural indefinible por el estado de erosión en que se encuentra.

Como caso excepcional, es la representación de un pato, que en un principio pareciera ser solamente un circulo, el cual al momento de realizar el pictograma se aprovechó la exfoliación de la roca para definir la cabeza, el pico y ojo negro, el cual fue complementado con un círculo doble de color rojo, manteniendo la constante del punto al centro, habiéndole finalmente agregado las dos patas. Este zoomorfo en particular patentiza el buen sentido de la pintura rupestre como verdadero arte prehispánico