PETROGLIFOS DE SUCHITÁN
La erupción del volcán Pacaya, la Tormenta Ágata, y una época lluviosa intensa que no se había precipitado desde mediados del siglo pasado en Guatemala, imposibilitó continuar con las investigaciones de campo del presente año. No obstante los desastres naturales ocasionados en toda la República, fue posible localizar un nuevo petrograbado no reportado con anterioridad. Este se localiza a inmediaciones del lago Amatitlan, del cual estaremos proporcionando la correspondiente información próximamente.
Dadas las circunstancias meteorológicas anteriormente citadas, se optó por cambiar la investigación de campo por la investigación de publicaciones periodísticas culturales del siglo pasado. Siendo de esta manera como encontramos en el rotativo La Hora (26 de Mayo 1973), un artículo del Dr. Guillermo Mata Amado (especial amigo), quien en compañía de su hijo y un amigo suyo, recorrieron las faldas del volcán Suchitán. El volcán Suchitán se ubica en el Departamento de Santa Rosa, el área investigada corresponde a la etnia Xinka, la cual se encuentra en vía de extinción, de los cuales a decir del licenciado Hugo Fidel Sacor (2009), para el año 2007 solamente pudieron ser censados 2,827 personas.
El reconocimiento del área, respondía a la intención de documentar un petrograbado conocido localmente como El Obispo. Según informa Mata, el reconocimiento lo iniciaron a caballo, dado lo escabroso de la pendiente de las faldas del referido volcán y no fue sino después de cuatro horas de cabalgar cuesta arriba que encontraron el petrograbado.
El petrograbado curiosamente representa la figura de un ser antropomorfo, representación no muy usual dentro del arte rupestre de Guatemala, que cronológicamente probablemente corresponda al Período Postclásico. El personaje se encuentra representado ostentando un gorro que hace recordar una mitra obispal como él mismo Mata refiere. Del parietal derecho del personaje emerge la representación de la cabeza posiblemente de un jaguar, en cuanto en el parietal izquierdo se aprecia la representación de un ser mitológico no definido. Se considera aventurado el determinar la naturaleza de las otras dos cabezas que presenta a la altura de las caderas, dado el caso que el dibujo no esta muy apegado a la realidad. El rostro del personaje es un tanto caricaturesco, su fisonomía está conformada mayoritariamente por líneas rectas y dos volutas que conforman el rostro del personaje, Estas mismas volutas se repiten trece veces* dentro de todo la representación petrográfica, conformando parte de todo a pesar que se encuentran diseminadas en todo el petrograbado. Las manos alzadas dan la impresión de saludo, tranquilidad o bien de bienvenida. En el pecho presenta un pectoral de simple elaboración, pero al igual que el objeto que ostenta en la cabeza, definitivamente en determinado momento denotaba cierta jerarquía social administrativa o shamaínistica probablemente. Nos cuenta Mata, que la población local había realizado con anterioridad alguna excavaciones al pie del petrograbado, esperando encontrar algún “tesoro” con resultados negativos. Es de hacer notar que el petrograbado lamentablemente fue repasado** con tiza para resaltar el trazo de la figura. Para tener una mejor visualización del mismo se presenta el dibujo, realizado por el mismo Mata.
Continuando con su relación informa haber encontrado tres petrograbados más, uno de ellos corresponde a una calavera de muy mala manufactura, al grado que ni los campesinos locales habían notado su presencia; de igual manera fue descubierta la representación de una “carita” representada por solamente tres horadaciones de aproximadamente de diez centímetros de diámetro, que invariablemente se encontró en asociación a un ojo de agua; (no ilustrada, similar a las reportada con anterioridad en los petrograbados El Manantial y futuramente en el sitio Los Paz).
Continuando la muy acuciosa prospección de Mata y compañía, se detectó un cuarto petrograbado del cual Mata informa está en muy mal estado, pues ha sido víctima de alteraciones recientes, por lo que se presenta una fotografía tomada de la publicación del año 1973. Es muy difícil definir la representación, tan solo se puede aventurar a decir, que posiblemente se refiere a un personaje de alguna relevancia dentro del área.
Es de hacer notar, que si bien en las inmediaciones no existe un sitio arqueológico relevante, a muy poca distancia se encuentra la cantera de obsidiana Ixtepeque, así como la reportada por quien escribe, la cual se ubica justo abajo del pictograma “La Cueva del Diablo”. Es de hacer notar que la cantera de obsidiana más importante y de la cual se tiene la mayor muestra arqueológica y mas difundida en toda Guatemala es la cantera denominada El Chayal, Esta cantera que estuvo bajo el dominio de los señores de Kaminaljuyu quienes comercializaban el producto con sitios tan lejanos e importantes como Tikal, El Mirador, entre muchos otros más. La muestra de Ixtepeque es la segunda más común en Guatemala. No obstante siendo este material un artículo de alta potencialidad comercial, al parecer no estuvo retenida por ningún señorío del que se tenga conocimiento.
Haciendo una revisión más a fondo del archivo personal, se encontró una fotografía y una fotocopia correspondiente a la misma área. En la fotografía se pueden apreciar varias “caritas” grabadas sobre una enorme piedra basáltica similares a la reportada por Mata, algunas fueron más elaboradas al haberlas enmarcado dentro de un círculo, mientras que otras son solamente representadas por tres horadaciones, que dentro de nuestra visión del presente siglo nos dan la impresión de ser la representación de “caritas”. De igual manera se pueden observar algunos conductos de evacuación provenientes de la parte superior las que al descender se toman diferentes direcciones.
*De la ultima fotocopia de archivo, se presenta el dibujo de un personaje, el cual lo constituye en su base un motivo entópico, del cual pareciera emerger un ser sobrenatural, el cual presenta tanto en la cabeza así como del interior de su boca y emanando de su garganta el mismo símbolo, más conocido como el Signo del Vórtice, propio del fenómeno entópico.
**No se debe de alterar nunca ninguna representación gráfica.
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