FENÓMENO ENTÓPICO
Investigadores sudafricanos del arte rupestre como D. Lewis-Williams y J. C. Dowson (1988), así como el americanista P. T. Furst (1992) entre otros, han propuesto que el origen y la incidencia en las manifestaciones de arte rupestre fueron propiciadas por la ingesta de elementos psicoactivos.
Este modelo propuesto para comprender el arte rupestre se ha denominado Fenómeno Entópico, dicha ingesta inducen a estados alterados de conciencia. En el caso que nos atañe este fenómeno propicia una actividad ritual determinada, indefectiblemente dirigida por el shamán del grupo quien oficia las ceremonias mágico-religiosas, alcanzando un estado extático que posteriormente lo induce a la representación de sus “ensueños”, percibiéndose a si mismo en contacto íntimo con el universo, experimentando una visión de intensos y vibrantes colores musicales, visualizando figuras abstractas, musas de sus delirios creadores y rectores de su cosmogonía.
Es este el credo de su concepción universal, que dependiendo del cognocimiento del shamán o hierofante, siendo el hombre que posee la memoria ancestral del grupo, experiencia que a largo o mediano plazo repercutirá en el bienestar espiritual y material del grupo. Estos factores sumados al conocimiento de las substancias psicoactivas, le otorgan al shamán un estatus social superior y por ende, poder de liderazgo, garantizándole la cobertura de todas sus necesidades materiales.
Su actividad positiva contribuye a una situación que lo conduce a darle identidad a su grupo, siendo estas particularidades las que propician a largo o mediano plazo a una jerarquización incipiente del mismo,
Dentro de los medios que propician los estados alterados de conciencia, independientemente de la ingesta de elementos naturales, se pueden mencionar el ayuno, las sangrías propiciadas por tortura física, el agotamiento total por medio de danzas incesantes, cantos monótonos, el insomnio provocado en entre muchas otras formas que propician el estado alterado de la mente.
No se puede aseverar con certeza que todas las representaciones rupestres se deben de enmarcar dentro del fenómeno entópico. Para el caso especifico de Guatemala se tiene la certeza del consumo de hongos alucinógenos, así como se puede constatar el consumo del peyote, el cual fuera prohibido durante la época colonial, según Chinchilla Aguilar (1953) de quien literalmente leemos: “.....fueron sobre todo muy rigurosas las medidas tomadas en 1621 y la Inquisición en este año por intermedio del deán y comisario de Guatemala Felipe Ruiz del Corral mandó poner en ejecución el edicto sobre la prohibición de la importación del peyote...” Otra evidencia tácita del uso de elementos psicoactivos en tiempos prehispánicos, especialmente en las Tierras Altas de Guatemala es la significativa muestra de hongos tallados en piedra, especialmente en el área de Kaminaljuyu.
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